sábado, 2 de julio de 2011

WLADIMIR KLITSCHKO DOMINA A DAVID HAYE




JOSÉ MANUEL MORENO. BOXEO VELEÑO.

Ambiente de excepción en el Imtech-Arena de Hamburgo, con más de 55.000 espectadores. Prolegómenos tan espectaculares como tediosos, como acostumbran los germanos. David Haye sale envuelto en papel de aluminio, mitad para llamar aún más la atención, mitad por los escasos 14º de temperatura. Wladimir, como siempre, más hermético y concentrado. Un camino tumultuoso para ambos hacia el ring, ante la efusividad de los seguidores de los dos campeones del peso pesado. Comienza al fin la pelea a las 23:27. Y comienza la sucesión de caídas de Haye, todas por empujones del ucraniano. Haye sale más activo, con mucha movilidad. Tiene pensada su estrategia de defensa y contraataque, con la pierna izquierda muy adelantada, para salir con la derecha muy abierta, cuando le deja Klitschko. Este se limita a soltar su jab, muy desconfiado. Los primeros cuatro asaltos son clónicos. Mejor Haye, con buenas combinaciones, aunque con el denominador común del desorden, soltando muy pocos golpes de los que puntúan y hacen daño al rival. Wladimir se desespera por momentos ante la mayor movilidad y juventud del británico, y éste hasta se mofa de él. En el quinto asalto, ambos se crucan los respectivos jabs, y aunque Wladimir luce muy lento, es el primer asalto que se anota con claridad. Haye se sigue cayendo como en casi todos los asaltos, siempre por empujones y simples resbalones. Haye empieza a acusar el cansancio de los primeros cinco asaltos, y se pone más a tiro del ucraniano. En el séptimo round, al fin Genaro Rodríguez se decide a descontar un punto a Klitschko por reiteración en los empujones a su rival. Haye se defiende bien pero ataca poco, a pesar de lo cual el pómulo izquierdo del ucraniano nota las secuelas del combate. En el noveno round, el árbitro parece regañar a Haye por su enésima visita a la lona, implorándole que no se caiga más. El final del asalto, favorable como todos a partir del quinto round para el ucraniano, es de lo más deslucido y embarullado. En el décimo asalto se nota que ambos empiezan a notar el esfuerzo.

Cansancios por distintos motivos. Uno, Klitschko en atrapar a su huidizo contrincante. Otro, Haye, en moverse por todo el cuadrilátero. Parece un asalto de empate. Én el penúltimo asalto, don Genaro, sin encomendarse ni a Dios ni a Gilbertito Mendoza presente en el combate junto a su señor padre, le cuenta a David Haye, a pesar de la evidencia del empujón del ucraniano. El británico está tan cansado que ni protesta. En el último asalto, solo un milagro le daría la pelea a Haye, que sufre un buen uno-dos al comienzo del round, pero reacciona con tanto brío como escasa puntería. Acaba la pelea. La mejor del peso pesado de los últimos cinco años. ¿Buena pelea? En absoluto. Haye fue más ruido que nueces y Wladimir Klitschko, a pesar de vencer con autoridad, en las tres cartulinas de los jueces y en la mia propia (116-110) demostró que reina porque, sencillamente, es el tuerto en el país de los ciegos. Y Haye, a todo, con todo lo que fanfarroneó antes de la pelea, tan contento al final del combate, como todos los que van a Alemania. Es que pagan tan bien...Y sigue la tiranía de los Klitschko. Vivir para ver.